Bóxers Urkabustaiz'tar
Criadores de raza bóxer desde 1964






Longevidad en el bóxer



Quiero pensar que la mayoría de criadores de bóxer desean criar perros sanos y longevos, y de hecho creo que es así. Sin embargo la crianza de perros no es una ciencia exacta y la genética es una materia complicada de la que aún nos falta mucho por descubrir y aprender.

Sería muy aconsejable que los criadores de perros de raza estuvieran al tanto de cuáles son las enfermedades y causas de muerte, y a qué edades, de su raza. Algunas asociaciones caninas y clubes de raza de diversas partes del mundo lo hacen, y pienso que es una de las labores fundamentales que debería llevar a cabo cualquier asociación de cría. Conocer la morbilidad y mortalidad de una raza de perros es la herramienta que nos permite saber si una raza está sana, lo cual tiene mucho que ver con el estado de su salud genética. En definitiva, nos indica si las cosas se están haciendo bien en el campo de la crianza o si habría que hacer modificaciones en las prácticas generales de cría.

bóxer Urkabustaiz'tar Colombina a los 9 años de edad
Urkabustaiz'tar Colombina a los 9 años de edad.

En la raza bóxer disponemos de los datos arrojados por varios estudios multiraza realizados en diversos lugares (EEUU, Reino Unido, Dinamarca, Suecia…) y los de algunos estudios realizados específicamente en la raza bóxer. Por varios motivos, en este artículo me centraré en el realizado por la Dra. Helga Eichelberg en Alemania y que fue publicado en 1990. Este es unos de los pocos estudios realizados en perros que compara la mortalidad de una raza en dos periodos de tiempo, en 1983 y 1989. Es además un trabajo realizado con unos tamaños muestrales muy respetables, ya que se dispuso de información sobre enfermedades y longevidad de 1271 ejemplares en 1983 y 546 ejemplares en 1989. Un periodo de 6 años que corresponde aproximadamente a dos generaciones caninas. Este es un rango de tiempo pequeño en el que no se pueden esperar grandes cambios, como mucho se pueden vislumbrar las tendencias. En cualquier caso se observó que la longevidad aumentó en dicho periodo: en 1983 era de 8,5 años y en 1989 de 8,9. Puede parecer una diferencia muy modesta, pero es casi medio año, lo cual en la vida de un perro es significativo ya que cada año canino equivale, de forma muy aproximada, a unos siete años humanos.

Se observa que las hembras viven más que los machos, lo cual sucede también entre los humanos, y se cree que hay razones evolutivas, hormonales y de comportamiento que afectan a la diferente longevidad de los sexos, aunque éste es un tema en el que la ciencia sigue investigando.

No hay muchos cambios entre las causas de muerte del grupo de 1983 y del de 1989.

La principal causa de muerte, como ya se podía sospechar, es el cáncer, que afecta mucho a la especie canina en general y a los bóxer en particular (y desgraciadamente también a los humanos). Sin embargo sí se observa una diferencia en los porcentajes de los dos grupos: la incidencia de cáncer aumenta en el de 1989. Es una diferencia importante, y en parte se puede atribuir al aumento en longevidad (de 8,5 a 8,9 años), pero hay que sospechar que hubo un aumento real de la incidencia de cáncer entre estos años. También observamos que afecta más a las hembras que a los machos, y esto se debe sobre todo al cáncer de mama que aqueja a las hembras. Junto al cáncer de mama aparecen como más frecuentes el melanoma y los tumores cerebrales. Por su importancia en personas, el cáncer es motivo de investigación desde hace muchos años y se sabe que afecta a unas familias más que a otras y que hay un componente hereditario, esto también sucede con los perros. Actualmente hay varios estudios en marcha sobre el cáncer en perros debido a los frutos que de ello pueden derivarse para las personas. Esperemos que se vayan obteniendo resultados.

La segunda causa de muerte es el sistema cardio-circulatorio. Al contrario que el cáncer, los problemas cardíacos afectan más a los machos que a las hembras, como ocurre generalmente en toda la especie canina (y también en personas), y parece ser debido al efecto protector de las hormonas femeninas. Los problemas cardíacos aparecen como algo preocupante, ya que 1 de cada 5 bóxers murió por este motivo. Aquí también las causas genéticas son indudables y este es un problema que hoy en día está más estudiado en nuestra raza. En este apartado, las enfermedades más frecuentes en el bóxer son la estenosis (sub)aórtica, estenosis pulmonar y las arritmias cardíacas. A diferencia de lo que ocurre con el cáncer, los problemas cardíacos se pueden abordar desde la crianza de forma más efectiva, ya que el modo de herencia de algunos de ellos está más claro; por lo tanto son más susceptibles de responder a una selección acertada. Un ejemplo notable es el programa de cría diseñado por el Dr. Cattanach, que dio excelentes resultados en la lucha contra la estenosis aórtica en los bóxer del Reino Unido.

Como tercera causa de muerte encontramos la enfermedad renal y no se observa diferencia entre los dos grupos (1983 y 1989). La espondilosis, que aparece como cuarta causa, sí parece aumentar muy ligeramente en este periodo.

A diferencia del estudio de 1983, en el de 1989 se recogen también como causas de muerte el ictus y la torsión de estómago. Personalmente ésta última cifra (2,7%) me parece baja pensando en la frecuencia con la que parece darse actualmente este gravísimo problema, aunque lo cierto es que no tengo datos fiables al respecto y podría ser sólo una impresión personal. En el estudio de 1989 no se recoge como causa de muerte “vejez”, probablemente porque resulta un término demasiado vago.

En el estudio también se recogen como enfermedades frecuentemente mencionadas, pero que no constituyen causa de muerte, la displasia de cadera (33,3 %) y los problemas cardíacos (3,7 %). Yo pienso que la displasia de cadera se mencionaría porque era ya una prueba obligatoria para cría en Alemania, y no porque esta enfermedad constituya un gran problema en la raza, ya que la mayoría de bóxers con displasia detectada en radiografías “rutinarias” no suelen presentar signos clínicos de la misma ni ven mermada su calidad de vida por ello. Y en cuanto a los problemas cardíacos supongo que fundamentalmente se referirá a soplos cardíacos no graves, aunque la cifra que da (3,7%) me parece pequeñísima; este tipo de soplos son muy frecuentes en la raza bóxer y afectan a un porcentaje elevado de ejemplares, aunque afortunadamente la mayoría de ellos no son graves y no afectan a la calidad de vida de los perros.

Este estudio encuentra positivo (y lo es) el hecho de que entre los años 1983 y 1989 se observa un aumento en la longevidad de la raza, y concluye que el bóxer pertenece al grupo de razas caninas de longevidad media. Esto último me parece que peca ligeramente de optimismo, pero no me hace dejar de pensar que aunque el bóxer no sea un perro muy longevo, la extraordinaria “calidad” de lo que nos ofrece en sus años de vida definitivamente bien merece la pena. Sobra decir que los criadores, en la medida de lo posible, debemos seguir intentando aumentar la longevidad de nuestra raza y conseguir más años de cada perro que criemos. Esto es más fácil decirlo que hacerlo, pero los factores a perseguir para ello son la disminución de las enfermedades hereditarias graves, el aumento de la diversidad genética y la disminución general de la consanguinidad. Tanto los bóxer como sus dueños nos lo agradecerán.


cuadro longevidad bóxer 1983-1989


Natacha Moscoso (2011)



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